domingo, 1 de octubre de 2017

Mestizos españolizados y catalanizados



Se habla de españolizar algo tan genuinamente hispano como Cataluña y se habla también de catalanizar lo que sin lugar a dudas ya lo es, y doy una vuelta a algunos referentes de la cultura catalana, desde Madrid pero con apellido catalán. Me fijo en la lengua. Sería una simplificación enorme pensar que sólo los autores en lengua catalana son los representantes de esta nación, si así se la quiere llamar. Nos olvidaríamos de Juán Boscán (Joan Boscà), Eduardo Mendoza o Manuel Vázquez Montalbán, por citar unos pocos. Hay que recordar que en gran parte de la Corona de Aragón el catalán compartía protagonismo y uso oficial con el castellano. Por otro lado, ¿sería concebible una nación catalana segregada de la Comunidad Valenciana, Baleares o Aragón? Parece que históricamente no tendría mucho sentido y en términos culturales mucho menos, pues la lengua catalana o una de sus ramificaciones floreció en la Corona de Aragón fuera de los contornos de Cataluña. Aquí podemos citar a Ramon Llull, Ausias March, Jordi de Sant Jordi, Jaume Roig, Joan Timoneda o muchos más. Si bien es cierto que durante siglos de pujanza y muchas veces imposición de la lengua castellana en los antiguos dominios de la Corona de Aragón, la lengua catalana o sus ramificaciones menguaron en su uso o producción literaria, la lógica normalización que se ha ido produciendo en Cataluña, Valencia o Baleares tras la Reinaxença literaria y ahora en las escuelas siguiendo los análisis de Pompeu Fabra no debe llevar a la conclusión de identificar únicamente lengua con nación y nación con ideología. Esto sólo ocurre en regímenes dirigidos, autoritarios. La realidad es más compleja y más rica. La pell de brau, la Sefarad de Salvador Espriu expandida y diversificada en tantos rincones del planeta es nuestro ámbito y ahí deben caber necesariamente desde las narraciones de Josep Pla a la poesía de Celso Emilio Ferreiro, de la poesía de Miquel Marti i Pol o Manuel Alegre a la novela de Bernardo Atxaga, de Gabriel Celaya a Antonio Gala, de Fernando Savater a José Saramago, de Gabriel Aresti a Pere Quart, de Vicent Andrés Estellés
a Mario Vargas Llosa, etc. 

Y ahora que las fronteras en nuestra Europa han dejado de serlo y tanto nos une con América, los países eslavos o el Magreb, ¿por qué no buscar más puntos de encuentro entre nosotros? ¿Llegará un momento en que nos sentamos más cercanos a los rusos, los colombianos, los irlandeses, los tunecinos o los croatas que entre nosotros, que compartimos muchos siglos de convivencia? ¿Por qué no construir y enriquecer? Vivo cerca de los lugares donde ocurrió la batalla del Jarama, donde más de diez mil personas murieron en pocos días, bastantes de otros países y muchos defendiendo cada cual los ideales que nos han conducido a lo que hoy somos, en Cataluña, Madrid o Melilla. Por favor, señores políticos, pónganse de acuerdo en la recaudación de impuestos, no nos utilicen y dejen de enfrentar a la gente de la calle asignando colores y símbolos por defecto a unos o a otros. Por favor, déjennos que nos sintamos Mundo y españolicémonos sobre esta tierra hispana tomando lo mejor que hay en nosotros como pueblo y cultura, es decir galleguicémonos, catalanicémonos o murcianicemonos cuando nos enriquezca como personas, pues eso también enriquecerá al conjunto de la nación, ni seamos chauvinistas ni provincianos. Son cosas de otro siglo, ¿no?

https://elpais.com/cultura/2017/10/20/babelia/1508509107_587302.html

https://elpais.com/elpais/2017/10/21/opinion/1508583802_160310.html

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